domingo, 21 de febrero de 2016

Morir de amor

"¿Qué es morir de amor?,
Morir de amor por dentro.
Es quedarme sin tu luz.
Es perderte en un momento.
Cómo puedo yo decirte que lo siento,
que tu ausencia es mi dolor
que yo sin tu amor... me muero.

Miguel Bosé


El llanto se ve, el llanto se escucha. Las emociones se agolpan.
Temperaturas gélidas. Frío intenso, carámbanos colgando de los tejados. Días de intensa luz e intenso sol y calor y pasión en el ambiente. Invitación multitudinaria al beso, homenaje a los célebres amantes, invitación a la risa y a la fiesta, a la alegría e invitación a la pena y al sufrimiento. Todo se resume en una tragedia jamás imaginada pero si contada.

Año 1555. En la iglesia de San Pedro de Teruel aparecen los cadáveres momificados de una mujer y un hombre jóvenes. Junto a los cuerpos hay un documento que explica que se trata de Isabel de Segura y de Diego de Marcilla, muertos tres siglos antes. La historia es bien conocida por todos: Isabel de Segura, desolada y desesperanzada, se casa con Don Pedro de Azagra tras no haber regresado Diego a los cinco años, como le prometió, rico para casarse con ella. Ante la negativa de Isabel de darle un beso, éste cae desplomado de amor y al día siguiente, fallece Isabel al besar a Diego. Muere de amor.

¿Es posible morir de amor?. ¿Sólo los amores imposibles se convierten en eternos?. ¿Es tan intenso el amor que te parte el corazón cuando el ser amado muere?. Somos personas individuales, únicas, que nacemos solas y morimos solas, pero quizá entonces en un momento sin determinar, pueda aparecer de la nada y sin hacer ruido. Nada importa. Sólo tú. El amor  mueve montañas, solo importa estar juntos y seguir vivos.
Morir de amor es un agonía, es sentir el corazón helado, es no sentir el viento soplar y por eso, ¿por qué no morir de amor?. ¿Cuántas noches Isabel mojaría su almohada de tanto llorar, la estrujaría entre sus manos, la mordería de rabia y la besaría cuál amante busca a su amado?. En ella dejaría su dolor, su recuerdo, su desamparo.
El amor es algo etéreo que no podemos tocar pero que sin embargo, nos llena la vida. Cuanto más arriesgo más me dejo querer. 
El corazón, el amor, es visceral y no entiende de razones y por eso caer en el amor es caer en un sitio donde las cosas se ven y viven de otra manera. 

domingo, 14 de febrero de 2016

Infancia


Hoy vuelvo a reencontrarme con los recuerdos de mi niñez, recuerdos dormidos pero no olvidados en un rincón de mi memoria y quizá, conforme voy creciendo recuerdos que están cada día más presentes en mi vida.
Nostalgia por los años que dejé atrás, vacíos de preocupaciones y con un ansia de devorar la vida y todo lo que se ponía por delante. El cielo era azul, de un azul intenso y no flotaba sobre él ni una sola nube que empañara mi vida.
Recuerdos de esas tardes inagotables e interminables jugando y saltando, montando en bicicleta (no sin alguna herida y marca que todavía conservo), en el parque, sacándole y venciendo al tiempo, esas largas tardes de piscina en las que el cuerpo llegaba un momento que ya no resistía mas agua y tenia un aspecto arrugado como una pasa y tembloroso igual que una hoja azotada por el viento.
¡Amigos de la infancia!, toda una corta vida jugando juntos y que hoy todavía seguimos descubriendo unidos los caminos de la vida.
Y como no, especial recuerdo tiene para mí mis veranos en el pueblo, en casa de mis abuelos, en esa casa llena de vida que sigue hoy más viva que nunca a pesar de las pérdidas pero no de las ausencias. Sus calles llenas de gente que me hacían sentir importante y que me lo siguen haciendo, su aire, mis paseos mirando a las estrellas y tirando piedras al río, sus olores, mis amigos... y que cuando llegaba el momento de volver mi corazón se llenaba de dolor aunque sabía que pronto volvería.
¡Cómo echo de menos mi niñez!. El tiempo va cubriendo y alejando instantes y pensamientos de un tiempo que no volverá pero que para mí está vivo.